Creo que es la primera vez que una derrota me motiva tanto, es que fue distinta y diferente, no sé si es porque la haya visto con la casa llena de amigos y no sentía ese molesto frío que no quiere despedirse de nosotros, pero es que rodeados de amigos y disfrutando de lo que nos gusta al resto de las cosas no le prestamos atención.
Fue la última tarde esta temporada en que vi a Santiago, ya no harán más acto de presencia en mi televisor hasta dentro de demasiados meses.
Hablar de cómo se perdió, no sería muy entretenido, mas hablar de cómo se jugó sería lo mas interesante y entonces en esta parte es que cabrían los elogios para un equipo que mientras andaba la competencia se iba desarmando entre lesiones, hasta que llegó a una postemporada en que su pitcheo batalló contra los mil demonios y terminó asfixiado entre tanta inexperiencia.
Lo comprobamos en este último juego en el que Pacheco tuvo que ir poco a poco lanzándose con pitchers inexpertos pero llenos de ganas, esas ganas que las tuvo Portuondo hasta que un estadio se le tiró encima en un momento en que los strikes no quisieron caer en la mascota de Durruthy y entonces el final fue el menos esperado y deseado: Villa Clara está en la final Oriental por una base por bolas.
Así de simple, el equipo que parecía gigante e inmenso ante un Santiago que a los ojos de muchos parecía destruido, tuvo que raspar hasta el último momento para que cuatro pelotas malas marcarán su destino final.
Si Castellanos se lanzó mal a home, si Hurtado no se aguantó en primera cuando conectó el indiscutible, sería hablar de cosas pasadas y que no están por encima del deseo y ganas con que jugó un equipo lleno de heridas sobre todo en su pitcheo y que supo resistir y regalarnos el mejor play off de todos los que se han celebrado hasta ahora en la 49 serie.
Muchas veces nos mataron, hasta que finalmente llegó el día del luto, pero no será un luto tan real cuando se vió sobre el terreno a un Santiago sobrado de deseos y ganas, en una tarde en que mi abuela rezó por ellos, mi mamá cruzó los dedos y yo soñé en un 7mo juego que no llegó, pero que se sintió cerca, tan cerca que pensé perderme el concierto de Vivanco de este lunes.
Una vez más, GRACIAS SANTIAGO por dejar siempre un sabor agradable, por ser tan grande y por ser una de esas pocas cosas que me preocupan y en las que entra mi Diana, al fin de cuenta la que aguanta esas depresiones beisboleras mías que creo que no llegarán en esta ocasión porque ha sido una derrota con aroma diferente.Aunque suene reiterativo GRACIAS SANTIAGO.
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