Santiago a ritmo de corneta china y todos los hierros.
Texto y foto: José R. Castillo Argüelles.
Contra viento y marea el equipo de Santiago de Cuba logró la clasificación para los play-off al vencer anoche a Las Tunas 13 carreras por 6, aplicando la fórmula axiomática de procurar ventajas que le permitan márgenes cómodos a su debilitado pitcheo.
Una decena de carreras en el primer tercio de juego, además de obligar a jugar al rally a la tropa local, le dio respiro a un Danny Betancourt que en otras circunstancias habría sido removido más tempranamente del box.
Con excelente velocidad-llegó a las 94 millas- pero con evidente falta de control sobre el rompimiento, Betancourt tuvo que sudar la gota gorda durante los cinco y dos tercios de entrada que se mantuvo en la lomita y, si bien fue un verdugo con lo más granado del line up de los Leñadores (cinco ponches entre Dánel Castro y Joan Carlos Pedroso), lo cierto es que su recta en la zona de strike no era suficiente para sortear a un equipo bateador como Las Tunas.
Con todo, Pacheco ya había diseñado de antemano su estrategia de pitcheo y sabía que el éxito se tenía que tejer a retazos. Fue así que llamó en auxilio de Betancourt (había completado el número de lanzamientos permitidos) a su principal apagafuegos, el derecho de El Oasis Osmani Tamayo, quien tuvo una pobre y efímera labor, pero gracias al respaldo de una holgada ventaja logró avanzar un pequeño trecho hasta ceder la pelota al más efectivo lanzador con que han contado las Avispas esta temporada, el curveador de Guamá Osmel Cintra, quien se encargó de las argollas finales.
Santiago de Cuba volvió a demostrar su proverbial garra y, en patio ajeno, cercenó las ilusiones de sus contrarios.
Sin dudas, fue favorecido por la errónea decisión del alto mando tunero de utilizar a su mejor serpentinero en el juego sellado, compromiso en el que una suma de factores adversos estaban presentes: marcador desfavorable, encuentro en las postrimerías y el internacional Norge Luís Vera como valladar; por añadidura ese choque era de vida o muerte para los santiagueros, pero no así para sus oponentes. Apostar en el corto plazo no fue una idea feliz.
Santiago de Cuba entra a la gran escena de la post-temporada orlado por este repunte de última hora cuyos pilares fueron la combatividad y la vergüenza de un colectivo, que se sabe heredero de una historia que compromete.
Por lo pronto, las alegrías han vuelto a las peñas deportivas de esta ciudad, pero nadie aquí desconoce que el camino en lo adelante será aún más difícil.
Para comenzar tendrán que vencer el escollo que significa Villa Clara, equipo que tampoco cede en espíritu de lucha y está igualmente habituado a los rigores de los play-off.
No vale la pena a estas alturas remitirse a los numeritos del segmento precedente, porque esta será otra historia que puede no tener nada en común con el capítulo que antecede.
El reto por delante estará marcado por etapas que hay que ir venciendo una por una; la afición santiaguera lo sabe perfectamente.
Contra viento y marea el equipo de Santiago de Cuba logró la clasificación para los play-off al vencer anoche a Las Tunas 13 carreras por 6, aplicando la fórmula axiomática de procurar ventajas que le permitan márgenes cómodos a su debilitado pitcheo.
Una decena de carreras en el primer tercio de juego, además de obligar a jugar al rally a la tropa local, le dio respiro a un Danny Betancourt que en otras circunstancias habría sido removido más tempranamente del box.
Con excelente velocidad-llegó a las 94 millas- pero con evidente falta de control sobre el rompimiento, Betancourt tuvo que sudar la gota gorda durante los cinco y dos tercios de entrada que se mantuvo en la lomita y, si bien fue un verdugo con lo más granado del line up de los Leñadores (cinco ponches entre Dánel Castro y Joan Carlos Pedroso), lo cierto es que su recta en la zona de strike no era suficiente para sortear a un equipo bateador como Las Tunas.
Con todo, Pacheco ya había diseñado de antemano su estrategia de pitcheo y sabía que el éxito se tenía que tejer a retazos. Fue así que llamó en auxilio de Betancourt (había completado el número de lanzamientos permitidos) a su principal apagafuegos, el derecho de El Oasis Osmani Tamayo, quien tuvo una pobre y efímera labor, pero gracias al respaldo de una holgada ventaja logró avanzar un pequeño trecho hasta ceder la pelota al más efectivo lanzador con que han contado las Avispas esta temporada, el curveador de Guamá Osmel Cintra, quien se encargó de las argollas finales.
Santiago de Cuba volvió a demostrar su proverbial garra y, en patio ajeno, cercenó las ilusiones de sus contrarios.
Sin dudas, fue favorecido por la errónea decisión del alto mando tunero de utilizar a su mejor serpentinero en el juego sellado, compromiso en el que una suma de factores adversos estaban presentes: marcador desfavorable, encuentro en las postrimerías y el internacional Norge Luís Vera como valladar; por añadidura ese choque era de vida o muerte para los santiagueros, pero no así para sus oponentes. Apostar en el corto plazo no fue una idea feliz.
Santiago de Cuba entra a la gran escena de la post-temporada orlado por este repunte de última hora cuyos pilares fueron la combatividad y la vergüenza de un colectivo, que se sabe heredero de una historia que compromete.
Por lo pronto, las alegrías han vuelto a las peñas deportivas de esta ciudad, pero nadie aquí desconoce que el camino en lo adelante será aún más difícil.
Para comenzar tendrán que vencer el escollo que significa Villa Clara, equipo que tampoco cede en espíritu de lucha y está igualmente habituado a los rigores de los play-off.
No vale la pena a estas alturas remitirse a los numeritos del segmento precedente, porque esta será otra historia que puede no tener nada en común con el capítulo que antecede.
El reto por delante estará marcado por etapas que hay que ir venciendo una por una; la afición santiaguera lo sabe perfectamente.
Las campanas no se lanzarán al vuelo prematuramente pero, de momento, parece coherente y oportuno decretar la fase informativa para la Trocha.
En otras palabras, a pesar de todos los contratiempos y lo difícil del camino, hay que seguir atentamente el curso de los play-off porque Santiago es Santiago y nadie se atreve a descartar que una tormenta de pueblo en celebración pueda estremecer esta simbólica arteria de nuestra ciudad.
En otras palabras, a pesar de todos los contratiempos y lo difícil del camino, hay que seguir atentamente el curso de los play-off porque Santiago es Santiago y nadie se atreve a descartar que una tormenta de pueblo en celebración pueda estremecer esta simbólica arteria de nuestra ciudad.
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