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Reutilio Hurtado envuelto en tremenda temporada. Pese a las reiteradas injusticias que se han cometido con este jugador, el muchacho temporada tras temporada pone buenos numeros en los libros y da lo mejor de si para su equipo.

viernes, 1 de enero de 2010

EL CORAJUDO ROBERTO LEDO



Por Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga

Dirigir es un arte. Si usted aplica ese concepto a lo hecho con raciocinio, entrega y complejidad, estará de acuerdo con nosotros. Otra cosa es dar el nombre de artistas a los managers. Los hay buenos, otros no. Obsérvelos y podrá clasificarlos. Desbordan carácter y temperamento, dos componentes esenciales de la personalidad. En las series nacionales los hemos tenido de todos los tipos. Algunos dejaron su huella; otros pasaron sin penas ni glorias. A menudo se comenta que tal o más cual hacía las cosas así o "asao" y que siempre ganaba. A otros se les recuerda por las meteduras de pata. Algunos la metieron con tanta profundidad que todavía, decenios después, no la han podido sacar. La gente de la pelota no perdona, no puede perdonar si le han echado a perder la tarde, una noche, o un campeonato. Eso sí, en la historia cabe todo. A Hitler, Batista y Mussolini, se les menciona con odio, desprecio, repugnancia, pero no se pueden olvidar. El peor director de equipo, en cualquier época, fue mejor que ellos.
Hace más de cuarenta temporadas que estamos lidiando con todo tipo demanagers. Debíamos ser más condescendientes, porque estamos por lo mismo, aunque el grado de responsabilidad nos diferencie.
Es más fácil dirigir a un buey enyugado, que a un puñado de gente que salen al terreno a entretener a otros. No existen personalidades iguales, dicen los psicólogos, sino individualidades, estamos de acuerdo. Entonces: ¿Cómo aunar voluntades, hacerse respetar y respetar a los demás? ¿Cómo demostrar que es usted quien más sabe? Ningún jugador puede o debe estar por encima del manager. Si sucede, algo anda mal.
Cuando se designa al director, se supone que se haya tenido en cuenta ciertos requisitos. Si es de las provincias de Pinar del Río, Ciudad de La Habana, Villa Clara, Santiago de Cuba, o de la Selección Nacional, siempre se juega para el primer lugar, nadie acepta ni quiere la medalla de plata.  
En la parte oriental del país, hubo uno que no supo de mi existencia, a no ser como jugador de paso por sus narices en la XI Serie Nacional. Lo admiré y admiro. Su nombre: Roberto Ledo, a quien considero entre los managersmás capaces de la pelota cubana de siempre. De un carisma peculiar, también dirigió otros equipos, incluyendo los mismísimos Industriales. Ledo está en la galería eterna de los directores del país.
De paso, les contaré una anécdota que lo pinta de cuerpo entero.Jugábamos por Los Vegueros de Pinar del Río dirigidos por  Felipe Álvarez en el estadio Ramón González Coro, de Minas de Matahambre, contra los favoritos Mineros, del Oriente del país dirigidos por Roberto Ledo, un verdadero trabuco, como decimos en buen cubano. Por ellos lanzaba, nada más y nada menos que Braudilio Vinent, El Meteoro de La Maya, para muchos el mejor pitcher cubano después de 1959. Regalo que Ledo obsequió a mi pueblo, donde se jugó a partirse el alma. La mascota de su receptor, Ramón Hechavarría, sonaba que parecía romperse. No cabía nadie más en el parque.
Los MINEROS hicieron la primera carrera a la cuenta del abridor Mario Negrete.
Pasaron los innings y a la altura del octavo, nuestro center field, el original Tomás Valido, conectó un batazo que, escurridizamente, anduvo buena parte de la loma del right field y se convirtió en triple.
Desde el dugout de tercera gritábamos a todo pulmón para estimular a Valido, que corría con todas las fuerzas de sus veloces piernas en una jugada que sería muy apretada en la antesala. Para mí había llegado safe a la almohadilla y así lo cantó el árbitro a viva voz.
Juan Dranguet, el antesalista minero, actuando en un pueblo también de cobre, protestó.
El juego se detuvo; silencio. De la cueva oriental salió, sin pedir tiempo, aquel hombre canoso, lleno de libras, con voz de trueno. Todo lo despacio que pudo se encaminó hacia tercera. El público se metía con él, otros lo observábamos en silencio. Se dirigió al ampaya, más o menos en estos términos:                                                      
   -- Ven acá chico, tú estás ciego o eres un descarado. No te fijaste bien, cantaste antes de darse la jugada. Quieres ver como te monto un circo aquí, me siento en la base y se acaba el juego, o recojo mi tropa y te la dejo en la mano para que hagas el papelazo.
Acto seguido, pateó con rabia la antesala. El árbitro, a la defensiva, solo atinó a decir:
   -- La vi safe, por eso la canté...
   -- Eso no tienes que decírmelo, pero el problema es que estás ciego. Si vuelve a pasar algo así, recojo mi tropa y me la llevo. Y tú te vas a joder.
Giró sobre sus talones y regresó más despacio aún a su cueva. No dijo nada más. Los novatos quedamos estupefactos. Hubo un momento en que pensamos le daría un pescozón al pobre infeliz de cuyo nombre no quiero acordarme. Otro manager hubiera terminado en la grada, expulsado.
Cuando me acerqué a Felipe Álvarez, nuestro capitán de Los Vegueros, me dijo casi al oído:
--Fue out, Ledo tiene la razón.
--Después me contó varias anécdotas del manager oriental que aquella tarde nos dio una lección: no siempre quien manda en el terreno es el árbitro.
Hay managers  que se echan, con carisma personal, el show en el bolsillo. Perdimos el juego, Vinent metió el brazo y adiós  a nuestras esperanzas. Lo recuerdo inning por inning. Pero siempre que voy a mis memorias, veo al hombre canoso, gordo, con voz de trueno, que avanza despacio hasta tercera y después de decir cuanto quiso, regresó a su madriguera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por la anecdota sobre uno de los mejores managers que ha dado Cuba...no se si el loco Perez Leal esta vivo pero el tenia muchas anecdotas sobre Roberto Victor Ledo Noa, creo que Ledo como coach del equipo Industriales y Cuba, como manager de Azucareros y como manager de los equipos Orientales y del Habana y como manager del Equipo Cuba tiene muchisismo que ver con el desarrollo y el caracter del baseball en Cuba, Inteligente, cubano 100% no podria encontrar un mejor campo para mostrar su talento que el terreno de pelota, excelente amigo y padre como es recordado por la mayoria de los peloteros Cubanos que jugaron con el o que aprendieron con el, Roberto o "Mulato" como muchos con afecto lo llamaban esta en la memoria de Muchos de los que amamos el beisbol y la vida.

Jose Antonio "Tony" Ledo dijo...

Roberto Ledo fué el Manager,Maestro, Padre, Hermano y Amigo de muchas generaciones de peloteros cubanos de todas las regiones del país, me siento orgulloso de haber sido su primo/hermano durante 40 años, el murió a los 56 años de edad, en Agosto de 1983 entre Manzanillo y Santiago de Cuba, que Diós lo tenga en la Gloria y se vea representado en las nuevas generaciones campeones en todas las instancias del Base Ball. Gracias

Anónimo dijo...

Tony buscame en FaceBook
Robertico

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