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Reutilio Hurtado envuelto en tremenda temporada. Pese a las reiteradas injusticias que se han cometido con este jugador, el muchacho temporada tras temporada pone buenos numeros en los libros y da lo mejor de si para su equipo.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

TY COBB EN LA HABANA


Por Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga



Millones de hombres han jugado pelota desde que se diseñaron las actuales medidas y sus reglas, con cientos de Ligas en todo el orbe. Los hubo y hay estelarísimos, excelentes, muy buenos, buenos, regulares y malos. Monstruos sagrados, solo algunos. Me referiré a quien es un jugador insigne que trastorna a cubanos y norteamericanos hace más de un siglo.

Así jugaba Ty Coob, una barrida en home

Ty Cobb nació el 18 de diciembre de 1886 y murió el 17 de julio de 1961. Fue un hombre de su tiempo y como tal actuó, con no pocos apuros. Alguna que otra vez estuvo al margen de la expulsión del béisbol organizado por acusaciones de fraude. Las enfrentó y parece absuelto por la historia. Está seleccionado, con justicia, entre los Mejores del Siglo XX.

Alcanzó resultados incomparables. Veloz, de buenas manos, resbaladizo y súper inteligente, volaba sobre las bases como quien anda en casa. Anotó 2 245 carreras, un récord que mantiene desde fines de la década del veinte del siglo pasado. Estuvo en Grandes Ligas desde 1905 hasta 1928. Veintitrés temporadas con los Tigres de Detroit. El sureño le cogió el gusto a la fría ciudad que es la meca del automóvil, cercana a Canadá.

Hablan los datos: Líder absoluto de bateo con promedio de 366, similar al de Omar Linares en Series Nacionales. Después de Pete Rose, es quien más hits ha conectado, con 4 191. Cuarto en bases robadas, con 892. Seleccionado como el Jugador Más Valioso en 1911 y obtuvo la codiciada Triple Corona en 1909. Alcanzó 12 títulos de bateo. No sé si es el único, difícilmente otro haya promediado por encima de la prohibitiva marca de los 400 en tres temporadas y trece sobre los 350.

En nueve oportunidades bateó sobre los 200 hits, líder en siete ocasiones. Campeón en bases robadas por seis temporadas y cinco en carreras anotadas. Semejante aval es solo de los escogidos. No se destacó por su poder, como Babe Ruth, Ted Williams o Mickey Mantle; cada cual a lo suyo, aunque dio buenos batazos. En su campo fue y es un inmortal.

Ty Cobb a la derecha, con un enemigo que no pudo vencer Baby Ruth

Quizás pocos sepan que Ty Cobb estuvo en La Habana con sus Tigres en 1910, cuando comenzaba a ocupar los primeros planos. Entonces hubo frecuentes visitas de equipos de las Grandes Ligas en su fase de entrenamiento, gracias al clima tropical, las acogedoras instalaciones y las buenas compañías. En aquel año jugaron varios partidos contra los Azules del Almendares y trajeron a sus estelares, incluido Ty Cobb. La gente corrió hacia el antiguo Almendares Park para ver a la gran figura, récord de taquillas.

Famoso por jugar duro y tirarse con los spikes bien altos, acostumbrado a robar cuanta base quiso, llegó cuatro veces a la inicial y salió disparado para segunda otras tantas. Entre los receptores Bruce Petway y el cubano Gervasio, Strike González, lo pusieron out las cuatro veces. En la última se indignó y reclamó que la almohadilla estaba más lejos de lo reglamentado. Se reunieron los árbitros y midieron la distancia, comprobaron que tenía razón, tres pulgadas más lejos. Entonces ordenaron colocarla donde correspondía y mantuvieron las decisiones. ¡Ty Cobb no robó bases en La Habana!

Mucho se habló de su visita. Que si huraño, cómico o dicharachero. Que si vestía bien, o anduvo con féminas. En fin, cosas faranduleras de artistas y deportistas. Pero todos se dieron el lujo de ver en persona a Ty Cobb, quien pasó a la historia del béisbol como un símbolo, al estilo de Hank Aaron o Joe DiMaggio.

En su época la bola era menos viva, los lanzadores no poseían el repertorio de hoy ni la ciencia y la técnica estaban en función de este apasionante deporte. Cada cual en su tiempo. Nada le quita méritos al “Georgia Peach”, como le llamaron sus amigos y compañeros, por ser oriundo de las tierras del sur.

Nació blanco, en la racista Atlanta, y desde temprano asumió un odio feroz por los de la piel oscura. El gran Babe Ruth fue más trigueño y venía de origen latino. Cuando coincidieron en un merecido homenaje, el de la piel más clara se negó a ocupar la misma habitación del Bambino y declaró:

“Nunca he dormido bajo el mismo techo que un negro, y no lo voy a hacer aquí, en mi Estado natal, Georgia…” (Tomado de Latinos en el Béisbol, James D. Cockcroft, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005).

Triste pergamino para un extraclase.

1 comentarios:

villaclareño dijo...

nadie es perfecto y eran otros tiempos. no justifico con esto el comportamiento de ty cobb, pero en aquel tiempo no era dificil encontrar enemigos de los negros, era mas dificil encontrar defensores. no obstante, fue un gande del beisbol.
se la hicieron buena en la habana alejandole la segunda, jajaja, con razon no llegaba quieto. gracias por este articulo.

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