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Reutilio Hurtado envuelto en tremenda temporada. Pese a las reiteradas injusticias que se han cometido con este jugador, el muchacho temporada tras temporada pone buenos numeros en los libros y da lo mejor de si para su equipo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

UNA ANECDOTA PELOTERA Y UN POLLO A LA BARBACOA



Por miguelito (aficionado deportivo)



El teléfono, fue sin duda, muy importante en ciertas etapas de la vida de los cubanos (aunque calculo que un 5 % de las casas contaba con ese útil medio de comunicación).

Por poner dos ejemplos, recuerdo a mi madre haciendo cola en un teléfono público al que le adicionaban un despertador con 5 minutos por persona, para tratar de ligar un turno para comprar los juguetes que una vez al año me correspondían.

Además, por un buen tiempo, aunque parezca increíble para los más jóvenes, los turnos para comer en los restaurantes “de lujo” de mi Habana, había que reservarlos por teléfono.

Una tarde igual que casi todas las otras, y repitiendo el intento de todos los días, di en el clavo y sostuve el siguiente dialogo con una operadora:

-Restauran Polinesio, dígame compañero…

- compañera, para sacar un turno para 6 personas, para mañana a las 7 de la tarde…

-a nombre de quien, compañero?

- Bueno compañera, puede ponerlo a nombre del compañero Guille (era el menor de los hermanos de mis anfitriones)

-muy bien compañero….su contraseña es “MAMEY 40”

Y ahí se jodío la cosa!!!!

Como le explicaba a mis amigos, que yo, el rey de las "máquinas" telefónicas, no estaba siendo objeto de una de ellas en ese momento, porque la verdad que imaginarme llegar al restaurant y tener que decirle bajito al capitán…mamey 40…..me sonaba extraño y comprometedor.

De todas formas, el pollo a la barbacoa valía correr el riesgo, y al otro día, después de escoger entre mi camisa Yumurí y mi juego de pantalón y chaqueta Jiquí, (por lo de las mangas largas, preferí el conjunto de mezclilla), recogí a mis amigos y nos fuimos caminando 23 arriba, hacia el Polinesio.

Por suerte al llegar, con solo mostrar al Guille entramos, pero para el bar…hasta que se vaciara una mesa para 6.

Cuando nos sentamos en una mesita del bar, y los ojos se adaptaron a la tenue luz del precioso lugar…sorpresa!!…..en la mesa contigua estaba nuestro ídolo, el mejor pelotero que ha vestido la casaca azul…..si, ese mismo!!.

Eran dos parejas y los hombres comentaban sobre grandes momentos que les había tocado vivir en el mundillo del béisbol.

Después de tirar de pegueta como 5 o 6 interesantes anécdotas, cada una con un tín de emoción más que la anterior, el ilustre preguntó al otro, cual había sido su momento cumbre en un terreno de pelota.

El otro pelotero comenzó a hablar y a la segunda palabra, nos dimos cuenta de dos cosas, por su acento, que no era de industriales, por sus gestos, que no era tan hombre, pero su narración a pesar de no ser del color del mar (más bien rosado tenue), era sin duda interesante:

…“Nuestro equipo había llegado al último juego del campeonato, una raya por debajo del favorito, y jugábamos de local, sabíamos que una victoria nos ponía a discutir en un play off, y así lo analizamos en la previa….yo llevaba unos cuantos juegos sonando la bola y me subieron del quinto al cuarto palo. Salimos al terreno y el estadium se venía abajo, estaba repleto como nunca yo lo había visto…

El juego fue avanzando y llegamos al noveno sin anotar ninguno de los dos….un hit y un robo de bases puso un hombre en segunda con 2 outs y un flay inofensivo que se me cayó, trajo la carrera que nos liquidaba.

En nuestro último chance, nos retiraron a dos emergentes de manera fácil, pero el hombre proa sonó un cohete y el segundo bate dio tubey, conferencia y base intencional a mi antecesor, y la escena lista….como de película de Hollywood, yo llevaba de tres dos y el pitcher contrario había aflojado lo suficiente como para que la pelea fuese de león a mono… y el mono…” amarráo”.

Meto la cuchareta para recordarles, que en aquella época, al igual que ahora, la receta de los cerradores no era válida para nuestra pelota

…”Escogí un bate 34 y después de darle con el mango a los spikes en mi gesto más característico, entré al cajón y me prepare para la curva, pues sabia que estando tan flojo ya, no trataría de pasarme con la dura….me tiró tres curvas malas, y no le fui a ninguna….y después me vino con una lisa como de 82 millas, por el centro, la dejé pasar y me salí del cajón, regresé y dejé pasar otra similar, suave y al centro.

El estadium rugió….sabiendo que esa, no debía haberla perdonado.

No podía pedírsele más a un final de campeonato!!!!!....me concentré y estaba seguro que iba a volver al rompimiento, me fui al cajón delantero y me preparé para darle con todo……pero la bola vino de nuevo al centro, más suave que un bolero y más lisa que la Mona ……y no le tiré!!!!!

Desde una esquina de la barra, enfundado en su guayabera limpísima, el barman apartó el mojito que preparaba y le dijo bastante alto.

- Ñooooo, compadre, pero eso que tiene de momento cumbre???

-

El polinesio entero escuchó el final de la historia, el tipo se paró y con el recuerdo martillándole la memoria miró fijamente al barman y le dijo….”para ti no tendrá nada de importante…..porque tu no tienes idea lo compensatorio que fue para mi ego….después de esa croqueta……ver a 50 mil personas ponerse de pie, furiosos y enardecidos gritándome a una sola voz………....maricooooooon!!!!!!

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