PUBLICAN LIBRO TITULADO: AGUSTIN MARQUETTI # 40
La bola, bateada por el número 40 del equipo Cuba y de Industriales, navega por el aire, burla las cercas, decide: contra la selección estadounidense, luego de botarla de foul, en la final del Mundial de Nicaragua 1972 para darle el cetro a Cuba; frente a Pinar del Río en la Serie Nacional 1985-1986: corona pintada de azul.
Los que vivieron aquellos momentos, sienten en presente los dos estacazos, hasta los sueñan: las nuevas generaciones lo heredaron aun por encima de los filmes de la época gracias a las narraciones salidas del corazón de quienes queremos a Agustín Marquetti Moinelo.
En la contraportada del libro Agustín Marquetti número 40, Gustavo Vega Izquierdo expresa: “Para muchos se trata de los dos cuadrangulares más oportunos de la pelota revolucionaria”. Agrega:“En el cajón de bateo está el número 40 para conectar el mayor de los jonrones: su vida”.
Dulce María Sotolongo Carrington (La Habana, 1963), autora de esta obra publicada por Ediciones Extramuros, le ha puesto el madero entre las manos otra vez. Jonronera también esta escritora: ha conquistado un testimonio a la altura del artillero de Alquízar: no se limitó a numeritos, conceptos deportivos, palabras del entrevistado. Soñó, extrajo sueños, hace soñar a los lectores, válida labor, surgida más del pecho que de las técnicas, para que las vivencias sean más creíbles, penetren, estremezcan.
Y estremecen. Guerrero que no se rinde, como se titula uno de los capítulos, ha sentido los golpes de la maldad. Y su voz defiende a quienes han sido golpeados por ella. Un padre para los nuevos. Con sus consejos apoyaba y fortalecía la continuidad beisbolera. Pasión por los Industriales. Mucha falta hace un nivel de amor así entre los integrantes de ese conjunto. Por el Cuba, todo.
Devoción por Shangó, la esposa Consuelo, sus dos hijos.
El toletero alquizareño, con tanta sangre de esclavo rebelde, de mambí y de artista en sus venas, ha sido capturado por poetas, novelistas, cuentistas y cuenteros. Y a batazos y fildeos, cuánta poesía y novelas ha escrito.
Un escritor de alta calidad como Leonardo Padura lo dibuja así: “…más que de grandes momentos, la historia y la leyenda de este pelotero están hechas de sacrificio diario, de entrega total, de voluntad y de disciplina: de ser siempre un verdadero ejemplo”. Silvio Rodríguez tiene entre sus temas fundamentales “…un batazo de Marquetti”.
Félix Julio Alfonso opina en el prólogo: “Otra virtud de Marquetti es que siempre ha dicho lo que piensa, en las buenas y las malas. Ha sido un crítico lúcido de los problemas del béisbol cubano después de su retiro, cuando se fue a trabajar como instructor de bateo en una academia provincial. Su preocupación por el entrenamiento, el exceso de juegos o las condiciones de vida de los peloteros son tópicos que ha señalado en múltiples entrevistas.
“En una ocasión, recuerdo, propuso realizar un pleno abierto entre jugadores, managers, árbitros, metodólogos, psicólogos y directivos, para discutir con franqueza los problemas que aquejaban al pasatiempo nacional… De esta manera incorruptible está hecho Agustín Marquetti, heredero de la gran tradición del béisbol cubano…”
El cariño, la admiración y el respeto que le tienen figuras como Anglada, Isasi, Vinent, Víctor Mesa, Casanova, Omar Linares, Kindelán, Verde, Germán Águila, Enrique Díaz… sintetizan y reflejan el amor merecidísimo que el pueblo le profesa. Lo repito, Dulce María jonroneó con esta obra. (Victor Joaquín Ortega-Tomado de Tribuna de La Habana)
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